viernes, 25 de mayo de 2018

Las migrañas por W. H. Auden




De izquierda a derecha: Oliver Sacks en 1964, la portada de su libro Migrañas y W.H.Auden.

Estimados Amigos


Hoy tenemos el gusto de hacerles llegar un texto de W.H. Auden sobre las migrañas y que formó parte de Migraña el libro de Oliver Sacks.


Deseamos disfruten del texto.



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W. H. Auden


Ofrecemos un texto singular de Wystan Hugh Auden, a quien Joseph Brodsky —que acaba de morir y de quien incluimos un poema en este mismo número— consideraba “el más grande poeta del siglo XX”. Además de sus virtudes literarias, este ensayo contiene un señalamiento médico incuestionable: Ios pacientes de migraña han sido “investigados, drogados, pero no oídos”.

W. H. Auden murió en 1973. “Migrañas” aparece en la antología 30 Years of The New York Review of Books, y fue originalmente un comentario al libro Migraine de Oliver Sacks (University of California Press 1971).

En la sombra, lejos de la luz del día,
La melancolía suspira sobre la cama triste,
El dolor a su lado, y la migraña en su cabeza.
—Pope



Joseph Brodsky

EI propósito principal del Dr. Sacks al escribir este libro fue sin lugar a dudas iluminar a sus colegas acerca de una queja sobre la que saben muy poco. Como dice el Dr. Goody en el prólogo:

La actitud general que los médicos tienen hacia la migraña ve en esta dolencia sólo una forma de cefalea, que no incapacita y que ocupa más tiempo profesional del que merece… El doctor, esperando no estar de guardia la próxima vez que el paciente busque ayuda, se limitará a recetar algunas tabletas y a repetir el tan común como poco elegante cliché que aconseja “a aprender a vivir con esto” … Muchos médicos no ocultan su satisfacción cuando un paciente, desesperado, acude a la medicina experimental o alternativa, y casi apuestan que los resultados serán además de desastrosos, muy caros.

Estoy seguro de que cualquier persona que tenga un mínimo de interés en la relación entre el cuerpo y la mente encontrará, como yo, fascinante este libro, a pesar de que no lo entienda todo.

Se ha estimado que la migraña aflige al diez por ciento de la raza humana, y el porcentaje puede ser más alto aún, ya que, probablemente, sólo aquellos que sufren ataques severos acuden al médico. Aunque uno haya tenido la buena fortuna de no haber experimentado nunca un ataque, como es mi caso, siempre sabemos de un pariente o un amigo que sí los ha padecido, de tal manera que podemos comparar las características y síntomas de un paciente migrañoso con las detalladas descripciones del Dr. Sacks.

A diferencia de las enfermedades contagiosas y las patologías genéticas como la hemofilia o la histeria, la migraña es ejemplo clásico de una enfermedad psicosomática en donde los factores fisiológicos y psicológicos juegan un papel equivalente. Podemos decir que como organismos biológicos los hombres somos prácticamente lo mismo, es decir, nuestros cuerpos tienen un repertorio limitado de síntomas. Esto hace posible diagnosticar un caso de migraña y distinguirla de, digamos, la epilepsia o el asma. Pero como somos personas conscientes que podemos decir “yo”, cada uno de nosotros es único. Esto significa que no hay dos casos idénticos de migraña; un tratamiento que tiene éxito con un paciente puede fallar con otro.

Una migraña es un evento físico que también puede ser desde su origen, o después, un evento emocional o simbólico. Una migraña expresa necesidades fisiológicas y emocionales: es el prototipo de una reacción psicofisiológica. De ahí que el entendimiento de este mal deba basarse, simultáneamente, en la neurología y en la psiquiatría. Finalmente, no se puede concebir la migraña como una reacción exclusivamente humana, debe ser considerada como una forma de reacción biológica hecha a la medida de las necesidades y del sistema nervioso de los hombres.

La primera parte del libro del Dr. Sacks consiste en una serie de observaciones clínicas detalladas. Distingue entre tres tipos de migraña, la migraña común, llamada también “dolor de cabeza”, migraña clásica, en la que, como en los ataques epilépticos, aparece frecuentemente una distorsión del campo visual, y la neuralgia migrañosa o migraña intermitente, llamada así porque los ataques son continuos y separados por intervalos breves. Aunque encuentro estas descripciones muy interesantes, no me siento calificado para discutirlas.

Mencionaré, sin embargo, dos curiosas observaciones que hace el Dr. Sacks. Nos dice que la “Nightmare Song” en Iolanthe hace referencia a no menos de doce síntomas de la migraña, y que las visiones de la monja medieval Hildegard de Bingen eran claramente auras visuales causadas por la migraña clásica.


La segunda parte está dedicada a responder dos preguntas: ¿qué circunstancias liberan un ataque de migraña?, y ¿existe una personalidad específica para el paciente migrañoso? Las evidencias desconciertan de tan diversas. Aunque la migraña puede llegar a ser un padecimiento presente en varios miembros de la familia, el Dr. Sacks cree que esto se aprende probablemente del ambiente familiar, es decir, no es una herencia genética, puesto que muchos pacientes no tienen antecedentes de este padecimiento en su historia familiar.

Aunque por lo general se acepta que la migraña clásica ataca más a los hombres jóvenes, esto puede variar, y el primer ataque de migraña común puede ocurrir después de los cuarenta años, entre mujeres, por ejemplo, que empiezan su menopausia. La migraña clásica y la neuralgia migrañosa tienden a ocurrir, por razones que se desconocen, a intervalos regulares que varían entre dos y doce semanas; la migraña común parece depender más de situaciones externas y emocionales. Algunos casos se parecen a las alergias: un ataque puede ser causado por luces brillantes, ruidos fuertes, malos olores, clima inclemente, alcohol, anfetaminas. Otros sugieren un origen hormonal: la migraña no es infrecuente entre mujeres en su periodo de menstruación, pero son muy raros durante el embarazo.

Tal diversidad de casos produce, naturalmente, una diversidad semejante de teorías que intentan explicar las causas básicas de la migraña. Los médicos obsesionados con etiologías meramente somáticas buscan soluciones químicas o neurológicas, mientras que algunos psiquiatras buscan sólo respuestas psicológicas. El Dr. Sacks piensa que cada uno de ellos tiene sólo la mitad de la razón. Las teorías psicologistas más aceptadas son las de Wolff (1963) y Fromm‑Reichmann (1937).

Las personas que padecen migrañas son retratadas por Wolff como ambiciosas, exitosas, perfeccionistas, rígidas, ordenadas, precavidas y emocionalmente bloqueadas, sujetas, de vez en vez, a arrebatos y depresiones que tienen que tomar una forma somática indirecta. Fromm Reichmann también llega a una conclusión lapidaria: la migraña, dice esta autora, es una expresión física de hostilidad inconsciente contra unos padres amados conscientemente.

Las experiencias del Dr. Sacks con sus pacientes le han llevado a concluir que si muchos son, como Wolff dice, hiperactivos y obsesivos, hay otros más bien letárgicos, desorganizados, desaliñados, y que si, como Fromm‑Reichman dice, Ia mayoría de los ataques de migraña son una expresión somática de emociones violentas, las más de las veces furia, éstas pueden ser una reacción a una situación de vida intolerable de la que el paciente está bien consciente, e incluso podrían ser una respuesta auto‑punitiva.


Hildegard de Bingen

Encontramos, en la práctica, que la furia repentina es el detonante más común, aunque el pánico puede ser igualmente poderoso para pacientes más jóvenes. El júbilo repentino (como en un momento de triunfo o en un golpe de buena suene inesperado) puede tener el mismo efecto. Tampoco se puede afirmar que todos los pacientes migrañosos son “neuróticos” (a no ser que se acepte que la neurosis es la condición humana universal), puesto que en muchos casos las migrañas pueden reemplazar una estructura neurótica, constituyéndose en una alternativa a la desesperación y al alivio neuróticos.

En la tercera parte, el Dr. Sacks discute los factores fisiológicos, biológicos y psicológicos en la migraña. Sus teorías sobre su base biológica es lo que encuentro particularmente interesante y sugerente. En el mundo animal existen dos reacciones posibles a una situación amenazante o de peligro, o se le enfrenta o se le rehuye. Cita la descripción que hace Darwin de lo segundo:

La imagen de miedo pasivo, como la describe Darwin, es una de pasividad y postración, asociada con una actividad visceral y glandular ( …una fuerte tendencia a bostezar… palidez mortuoria… gotas de sudor en la piel. Todos los músculos del cuerpo se relajan. Los intestinos son afectados. Los músculos del esfínter dejan de actuar y no retienen más el contenido del cuerpo…’”). La actitud general es de humillación, de acobardamiento, de hundimiento. Si la reacción pasiva es más aguda, puede haber pérdida súbita del tono muscular y pérdida de la conciencia.

El Dr. Sacks cree que, a pesar de la asociación entre la migraña y la furia, es precisamente de esta reacción pasiva, adaptada a la naturaleza humana, de la que la migraña se deriva biológicamente. Todo esto me parece a mí muy probable. Antes de que pudiera inventar armas, el hombre primitivo debió ser una de las criaturas más indefensas, desprovisto como estaba de colmillos, garras, pezuñas o veneno e incapaz de moverse tan rápido como muchos de sus depredadores. Me parece poco probable, entonces, que la agresión o la furia pueda ser un instinto biológico básico del hombre como lo es en los depredadores carnívoros. La agresión humana debe ser una modificación secundaria de lo que fue originalmente un sentimiento de terror y de impotencia. Como ha dicho Coleridge: “En toda perplejidad hay una porción de miedo, lo que dispone a la mente para la ira”.


Coleridge


El Dr. Sacks concluye este capítulo relacionado con los enfoques psicológicos y la migraña afirmando que pueden ocurrir tres tipos de eslabonamiento psicosomático: primero, una conexión psicológica inherente a ciertos síntomas y efectos; segundo, una equivalencia simbólica fija entre ciertos síntomas físicos y estados mentales, análogos al uso de expresiones faciales; tercero, un simbolismo arbitrario e idiosincrático que une a los síntomas físicos y las fantasías. análogo a la construcción de síntomas de la histeria.

La última parte está dedicada a los problemas de la terapia. Como en todos los casos de desórdenes funcionales, la relación personal entre doctor y paciente es de suma importancia. “Toda enfermedad es un problema musical”, dijo Novalis, “y toda cura una solución musical”. Esto significa, como el Dr. Sacks dice, que, no importa qué método de tratamiento escoja el médico, o se vea obligado a escoger, hay sólo una regla básica: uno siempre tiene que oír al paciente. Porque, si alguna queja, tan común como legítima, tienen estos pacientes además de sus migrañas, es que sus médicos no los oyen. Han sido, sí, observados, investigados, drogados, pero no oídos.


Novalis

El Dr. Sacks reconoce que existen drogas, especialmente el tartrato de ergatomina y el methergin, que son capaces de aliviar el dolor de un ataque agudo, medicina que sólo un desalmado le negaría a un paciente, a no ser que existan otras condiciones fisiológicas que contraindiquen su uso; sin embargo, las considera paliativos peligrosos que no pueden producir una cura definitiva.

Su preferencia, nos dice, es la psicoterapia. pero afirma esto con ciertas reservas. No piensa, por ejemplo, que la única solución a la migraña sea el psicoanálisis concienzudo y a fondo, para el que muy pocos pacientes tienen dinero o tiempo. Más aún, algunos pacientes consideran que el enfoque psicoterapéutico es inaceptable.

Los pacientes severamente afectados deberán atenderse regularmente, en intervalos que van de las dos a las diez semanas. Las primeras entrevistas deben ser largas y minuciosas, de tal manera que queden claros, para el paciente y su médico, la situación general y los detalles de las tensiones específicas involucradas: al mismo tiempo quedarán puestos los cimientos de la autoridad del médico en su relación con el paciente. Las consultas posteriores pueden ser más cortas y más focalizadas, y estarán dedicadas a la discusión de los problemas más recientes como los experimenta el paciente en relación con su dolencia. Una atención médica superficial es desastrosa, y una causa importante de la supuesta migraña es “intratable”.

También recomienda llevar dos calendarios, uno para la migraña y otro que registre los eventos cotidianos, lo que podría revelar algunas circunstancias capaces de provocar estos ataques.

La “cura”, en su opinión, consiste en encontrar para cada paciente en particular el mejor modus vivendi. Esto puede significar, en algunos casos, dejar que el paciente se quede con su migraña.

Intentar la erradicación de migrañas severas y recurrentes en un paciente patológicamente indiferente o en una personalidad histérica podría forzar al migrañoso a encarar ansiedades intensas y conflictos emocionales que serían todavía menos tolerables que las migrañas. Los síntomas físicos, paradójicamente, pueden ser más misericordiosos que los conflictos que éstos esconden y expresan simultáneamente.


Karl Marx en 1861

Estos pacientes estarían de acuerdo con Marx: “El único antídoto para el sufrimiento mental es el sufrimiento físico”.


Tomado de la página Nexos 




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