miércoles, 31 de mayo de 2017

"Estoy escribiendo desde los 14 años, pero tú sabes que eso no se considera trabajo en este país"

Entrevista al escritor venezolano ANÍBAL NAZOA.



ANÍBAL NAZOA

Estimados Liponautas.

Hoy es miércoles, día de los estrenos cinemátograficos en Venezuela y de las entradas inéditas en el blog. Compartimos con ustedes esta entrevista que alguna vez estuvo colgada en la red y que rescatamos para preservar y difundir la memoria nacional.
Deseamos disfruten de la estrada.
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ANÍBAL NAZOA | 13 DE MAYO DE 1968 



"Ser intelectual equivale a una forma de rendición" 







—¿Por qué Obras incompletas?



—Por dos razones: la primera, porque siendo un libro didáctico, sólo contiene fragmentos de obras a manera de ejemplo para los aspirantes a escritores. Y la segunda: porque yo soy eso que llaman un escritor “de garra” (agarrando aunque sea fallo) y por lo tanto aspiro a que algún día se publiquen mis obras completas. Pero como las obras completas por lo general, no se publican sino después de muerto el autor, yo le pongo ese título a mis trabajos para desilusionar a los que están esperando que yo me muera para publicarme sin pagarme derechos de autor. Y además, para que sepan que lo viene es enea…


Zapata
—¿Por qué es Zapata quien ilustra tus Obras incompletas?


—Me extraña mucho esta pregunta: si tu trabajas en El Nacional y sabes muy bien que aquí, como decir Ford respecto a sus carros negros, se puede escoger cualquier ilustrador siempre y cuando sea Zapata. Además, como tú comprenderás, yo no iba a escoger a otra persona para estar soportando el doble macán de ver a Zapata todos los días y oír a la gente diciéndome: ¿“Por qué no le pediste las ilustraciones a Zapata, que es tan bueno?”




—¿Qué influencias reconoces en tu obra?


—¿Cuál obra? Para decirte la verdad, yo estoy influenciado (¿o influido?) por todo lo que he leído. No puedo leer nada sin quedar influido (¿o influenciado?); por eso no me he lanzado a escribir una novela: ¿Tú sabes lo que es versw demandado por Cervantes, Joyce, Jonathan Swift, Dos Passos, Alejo Carpentier, García Márquez y quien sabe si hasta por Argenis Rodríguez, aunque esto último lo dudo…


—¿Desde cuándo estás en el oficio?


—Desde nunca. Yo jamás he tenido oficio conocido. Estoy escribiendo desde los 14 años, pero tú sabes que eso no se considera trabajo en este país. Trabajé en El Morrocoy Azul y he contribuido a provocar la clausura de prácticamente todos los periódicos humorísticos que han existido en Venezuela. Por eso me considero, modestia aparte, un maestro en el arte de faltarle el respeto al a autoridad.






—¿Es cierto que eres un políglota?


—Absolutamente falso. Lo que pasa es que yo leo a Shakespeare en inglés y a Maupassant en francés, para que crean que yo hablo esos idiomas, y además, por el gusto de quitarle el pan de la boca a los traductores en nombre de sus víctimas.

Julio Flores



Interrogado en torno a la situación actual de la novela venezolana, Aníbal Nazoa respondió:


—Creo que la novela venezolana es —para decirlo con palabras inmarcesibles de Julio Flores— un muerto escapado de la fosa. Los autores de la resurrección son, en mi opinión, Salvador Garmendia y Adriano González León. De este último puedo decir, arriesgándome a que crea que le estoy adulando, que este país portátil todavía no ha tomado conciencia del gran novelista que tiene en él y se ha limitado a festejarlo por el fácil lado del premio internacional (y perdón por el telegrafazo).


Adriano González León

Si hay un calificativo que Nazoa rechaza con firmeza, es el de “intelectual”:


—Ser intelectual —afirma— equivale a una forma de rendición. A cada rato le están preguntando a uno “¿dónde está tu obra?” y uno se ve obligado a vender sus gustos, sus preferencias y, actualmente, hasta su vida intima. Cuando uno se mete a intelectual, ya no puede oír a Bach y a Frescobaldi, porque le da la gana sino porque eso, el gustar de la música, es mercancía. No puede comerse un mondongo porque nadie cree que es porque le gusta el mondongo, sino por echárselas de popular. Definitivamente, yo prefiero que me consideren como “un tipo que escribe” y se acabó.



—Volviendo a las obras incompletas, ¿qué te propones con ese libro?

—¿Aparte de ganarme unos reales?...

—¡Habla en serio, por favor!

—Hablando en serio, mi propósito de enseñar a los lectores a escribir obras de todo tipo, mediante ejemplos claros, sencillos y técnicamente perfectos, no es ninguna broma.

—La burla es demasiado evidente en las Obras incompletas. ¿De quién pretendes burlarte?

—Me niego a responder esa pregunta. Me acojo al precepto constitucional. Como dato, sin embargo, el hecho de que las Obras incompletas no son lo que se llama corrientemente pastiches; es decir, imitaciones de tal o cual autor, sino de los géneros literarios. Saca pues tus conclusiones. Pero, por favor, no las publiques, porque me podría ir muy mal.

Frescobaldi


—¿Por qué no se ha escrito en Venezuela la verdadera novela del petróleo?



—Porque todavía queda mucho petróleo en Venezuela.


—¿Has leído a Kafka?


—¿Por qué me lo preguntas?, ¿se me nota mucho?



—No; es que me extraña que no lo hayas mencionado entre tus influencias…


—Pues te diré: como leerlo, lo he leído. Ahora, en cuanto a leerlo leerlo, la vedad es que lo leí, pero no lo he leído. Es decir: le he leído, aunque sin dejar de leerlo como quien lee a conciencia de que el leer no esta en la mera sino en el….


Decidimos interrumpir al autor de Obras incompletas, a la espera de la aparición del libro: la disertación kafkiana de Nazoa habría podido llevarnos demasiado lejos… a ninguna parte.



Tomado de El Nacional

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