lunes, 12 de septiembre de 2016

Ramas como enigmas de la luna

Reflexiones diferentes sobre poesía,

por Sergio Quitral







ENTRADA Y SALIDA DEL POEMA



Se entra y se sale del poema, como a una casa. Ese podría ser asunto del lector cuando posa sobre el papel y se desliza sobre líneas entrecortadas, pasajes oscuros, tropiezos e iluminaciones. Pero el poeta siempre está en los alrededores de la poesía aun cuando ésta no se haya escrito. 

El poeta no entra ni sale, permanece. Se hace en el poema que es el cuerpo que visiblemente se agita en la textura del cuaderno o en la lisa e inexpugnable presencia de la pantalla: he allí que las palabras emergen y seducen (también encaran) a quien las teje, las enlaza y las coloca contra él mismo.

Sergio Quitral en Ramas como enigmas de la luna, reflexiones diferentes sobre poesía se pasea por algunas de estas aristas, y si no lo hace nos advierte de que algo pasará más adelante, en otro ensayo que como éste es andariego, pasante ante lo que ve, huele y lo que siente más allá de los sentidos.

Pero Quitral va más allá de lo sensorial. El poema es un artefacto que amerita de un método –o es en sí mismo un método. Igual, una fórmula, un experimento que sacude permanente a quien lo provoca y lo aproxime en su búsqueda trabajada, revelación, iluminación o sobresalto producto del insomnio. 

El poema no es parte de la calistenia del pensar por ser siempre representación. Sin ser ya está. Es. De allí que el poeta permanece ante él, a la espera de que surja una imagen, un golpe, una muerte, una eternidad porque son tantas, un algo del afuera, de la calle, de la distancia no comprendida, de la aproximación de los elementos, de un cuerpo desnudo. Y el poeta, es también una representación, espera o trabaja. La espera forma parte de esa labor, la de elaborar la representación en él mismo desde el poema, la de hacer el poema que ya está pero fuera de su alcance. Hasta que lo consigue.

Quitral dice: “El poeta está inmóvil en su propia obra”. No obstante no deja de estar.

Tres son las razones para decir que el poema existe, respira. O está muerto en algún lugar de la conciencia. Hondo, en un sitio que el poeta no ha sabido explicar.

De la acción nos dice de la intensidad del texto. De la acción plena de los sentidos donde la emoción participa y a veces desarregla el clima, la temperatura del cuerpo (a la manera de Rimbaud) y se hace.

Y luego, la acentuación, que es la intensidad misma, afirma el autor. La anatomía de la voz, la herida de una sílaba. Y en consecuencia, la cicatriz que deja en el lector.

Hay un oficio del poeta y el poeta como oficiante. El oficio de hacer. De permanecer dentro y fuera del poema y así hacerse poesía. Esa permanencia se consume en el arte poética, tanto como oficio que como estilo: “el culto a las formas” y “las influencias”, respectivamente.

Y al final, la atención: la conciencia enfocada en el decir, en el escribir, en el leer, agregaría yo. Y, por supuesto, en un viaje que recrea el exterior y el interior, el adentro y el afuera.


Este ensayo, que presumo es un abreboca, podría iniciar una discusión en la que la poesía, esa indescifrable presencia, continúa avalando la porfía de quien sigue escribiéndola.



**Alberto Hernández**


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Ramas como enigmas de la luna

Reflexiones diferentes sobre poesía


Sergio Quitral




                      Para mí, toda preocupación poética desde el punto de vista crítico, nace de dos cosas inquietantes: la crítica poética -o la ausencia de ella- y la capacidad de los escritores para desarrollar modelos nuevos. Modelo en un sentido de paradigma, de modelo representativo de un autor, de un período, de arquetipo y no de manifiesto. Modelo en el sentido de sello de al menos estás tres últimas décadas, también de cosa que traspase la moda. De escritura que represente una evolución. 

                     Con este ensayo, no intento crear definiciones o conceptos que se encontrarían mejor en  un diccionario o manual, pues aquí no hay verdades absolutas. Este es un tanteo alrededor de los temas y términos del arte poético y su método y lo que pueden decirme a mí como lector y creador, tratando de redefinirlos para el poeta joven.




                     El poeta continuamente trata de definir, volver claro, en términos de expresión aquellas cosas que pasan dentro y fuera. A veces oscureciéndolas.  Ejemplo de esto está en Bashoo quien buscó la libertad interior. No buscó evitarla por un mero prejuicio. Así este sondeo tiene un propósito que es liberarme a mí de mi  oscuridad, con lo cual otros se liberarán de la suya. Así que, sabiendo que contraría la ortodoxia romántica, este estudio pretende ser lo menos exegético  y manualesco posible, al tratar los temas desde el punto de vista del lector y crítico. Se trata entonces de sostener un diálogo con el quehacer literario, estableciendo interrelaciones entre las épocas y los personajes.

             Con los términos he dejado de lado el concepto, y he tomado el de la apreciación, he intentado equiparar esas conexiones reflexivas al mundo poético, arrojar luz sobre aspectos como la observación, la intuición y la acción  en el poeta o escritor.

              En arte y específicamente en poesía —aunque no siempre de forma evidente— existe un método, todo poema es también un método en sí mismo y una formula, un experimento que al esclarecerlo alcanza a revelarnos lo que mucha teoría poética no ha dicho al escritor joven en torno a su hacer. Este ensayo  solo intenta enriquecer la reflexión en torno a lo poético.



La Acción:

           La poesía es representación igual que la pintura o el teatro, pero el poeta está inmóvil en su propia obra. Sin embargo su inmovilidad es intensidad. De manera que está en plena acción. Está representando interiormente, atestiguando lo externo e interno, pues en el poema todo tiene un propósito definido, una justificación interna, y toda acción interna es consecuente con un sentido de veracidad que debe encontrarse en lo que dice,  coherente con una emoción, así cuando el poeta se distrae el poema se distrae y pierde su intensidad.

        En poesía los actos más pequeños tienen enorme importancia. Muchos momentos de  emoción en la vida real están señalados por alguna acción pequeña y ordinaria. Cualquier acto pequeño como el vuelo de los pájaros, el movimiento de los árboles adquieren un significado enorme si en el interior del poeta se produce una activa emoción que lo acompañe. Una voz interior que busca escape en una acción externa. Al acercarse a la emoción se trata de evitar todo forzamiento porque el resultado debe ser natural, intuitivo y completo en el poema.

        Para escribir se requiere un material apropiado, para penetrar en la realidad física se requiere una esencia interna, el material es parte de lo que está afuera y adentro  de mi en el momento presente, pero también fuera y dentro de mí en el momento pasado. Mi acción interna busca unir todo en un solo tiempo y lugar. Cohesionar, relacionar, enlazar. Todo esto adquiere un contenido interno. Un significado. Así lo que está afuera adquiere dentro de mí una forma. Una expresión que es solo mía. La poesía en el mundo físico o natural no reside en él mismo como tal, sino en lo que evoca. Que algo suceda, por ejemplo que alguien muera o salte una rana en un pozo  no es tan importante como  lo" vivenciado". Es decir sentirlo como si ocurriera dentro de uno. Cualquier hecho por grande que sea, carece de interés sin una razón interna. La muerte misma pasará sin dejar ninguna impresión si no sabemos qué la motiva, si no hay  identificación con ese suceso. Qué lo precipita y qué emociones están allí latentes. El poeta trabaja con las fuentes vivientes de la naturaleza humana y no humana. Pero también con la experiencia. Los sentimientos del poeta no son suficientes, debe ponerse reparo en la sensiblería, y en la emoción mórbida. Así el material apropiado es también una conciencia clara que se sobrepone al abismo del sentimiento.





La Acentuación

           La acentuación es la mayor intensidad de la voz con que se hiere una sílaba en una palabra, pero es también la intensidad misma. En Música el acento indica a los instrumentos la fuerza que debe imprimirse para lograr su expresión o colorido. En un cuadro hay también un acento. Un punto al que se le da mayor importancia o se destaca sobre otro. En poesía hay igual número de planos que crean un sentido de relieve. El poema está construido por planos y cada uno es una arquitectura con una unidad propia y compleja. La correspondencia entre piedra y silencio, le da sentido, eficacia y sustancia a una imagen. Reverdy diría "semejanza de relaciones" y no "una relación de semejanzas", para  Reverdy lo que cuenta en la imagen es lo interno, no las características externas, por ejemplo "redondo como una piedra" no es tan interesante como "las piedras estaban en silencio", que sorprende porque el lenguaje sugiere lo contrario, que ellas siempre hablan. El acento está en la relación del ánima más interna del yo con el yo de lo que está allá afuera. En Basho ocurre igual, se exige un estado de ser son respecto al objeto. Todo ello está en consonancia con la conciencia de lo sagrado que reina  a nuestro alrededor diciéndonos que nada es más importante que nada, por el contrario, todo es único y a la vez perecedero.

         En el lenguaje cotidiano hay planos de expresión que no pueden aplicarse al poema escrito porque los da el tono de voz. El volumen, la entonación y sus variados matices hacen a una misma palabra maliciosa o irónica o acariciadora, etc. El poeta podría sugerirlos a través del corte de versos, de su respiración en la que está apoyada la intensidad de las palabras. Mucha poesía se ve desconectada con el poeta, él está diciendo algo y ese algo no le interesa realmente. En estos casos el acento está puesto en la palabra y no la sobrepasa.

         En estos varios planos en que se mueve el poema, hay dos planos principales, el sentido y la forma. Mucha mala poesía, o toda poesía que llega a ser solo "intención poética", le da demasiada importancia a la forma. Se pone el acento, la gravedad en el cumplimiento del modelo. El modelo es el poema arquetípico al que se está imitando. Un exceso de atención en el sentido llega a ser muy pedestre y vulgar a veces, el equilibrio de las partes hace lo lírico, pero incluso en lo lírico predomina el sentido. Un poema es verdad y belleza cuando tiene vida interna así como tono e Impulso interior con todas sus insinuaciones psicológicas.

             Pound, en sus "varios no" nos invita a "tenerle miedo a la abstracción",aquí se refiere a los significados y significantes, "No uses palabras como brumosas tierras de paz porque embotan la imagen, mezcla una abstracción con lo concreto. Viene de que el escritor  no se da cuenta de que el objeto natural es el símbolo adecuado".

             La acentuación debe estar puesta  en la verdad y en la frescura a la vez, Bashoo, el poeta japonés estaba consciente de que nuestra tragedia como escritores era ser prisioneros de una subjetividad casi siniestra. Su art poética es profunda y simple: "aprende del pino a partir del pino, del bambú a partir del bambú". Si consideramos que Basho pasaba horas contemplando las hojas del plátano sacudidas por el viento, o en estado de meditación larga, interiorizando los objetos captaremos mejor el planteamiento que es sentir con ellos (los objetos y seres del mundo) desde adentro (de ellos).

Idea Vilariño y Ana Enriqueta Terán



Art poética y Oficio:

Toda art poética (arte poética) sigue un “culto de las formas” que propone un límite al trabajo poético, forzado a explicar lo que se hace como testigo y no como  protagonista de lo poético. En todo buen poema hay una art poética implícita, una maestría que tiene que ver con el trabajo bien hecho. Sin embargo hay mucho poeta que construye su art poética para explicar adrede lo que hace, su formula.

           La art se vuelve un guiño al crítico que se supone acompaña al poeta. Dadas  por una necesidad modal de definir y definirse al no existir la intención del poeta de explicar lo que hace pues la moda también impone que esto es de mal gusto.

              Lo que queda a la art poética, como en un cuadro de Meninas monstruosas, es la imperiosa  presencia del artista. La fórmula, el paradigma como una doctrina personal es siempre una confidencia que nos dice “La manera como hago mi arte” . Sin embargo el escritor joven debe saber que hay algunos poetas que han construido concientemente una estética propia, la mayoría la obtiene pasivamente, obligado por su forma aprendida de escribir. En este caso el poeta considera que es natural y no promueve nada nuevo con su trabajo, solo trata de expresar ideas. He aquí algunos casos de poetas que crearon una escuela o intentaron sobreponerse a la medianía. Si tomamos a dos grandes mujeres poetas, como Idea Vilariño y a Ana EnriquetaTerán, veremos a simple vista que ambas son poetas de la interioridad desde luego, pero a la profanidad aparente de Idea Vilariño, es decir, el uso directo del lenguaje a veces al extremo “ Lo que siento por ti es tan difícil/ No es de rosas abriéndose en el aire/ es de rosas abriéndose en el agua” contraria a la suntuosidad ornamental de Ana. “ Se alaba esta casa plena de recursos seculares: se hace el pan/ Se hacen manteles, sábanas. La mesa servida. Se ocultan fechas/malas horas, ciertas plantas. Pesadumbre: /fogón de rescoldos de días anteriores: banderas, banderas”, este deseo de sombra, de no dejar en claro quién habla y cuya voz referida a si misma siempre recae en terceros es contrario a Vilariño quien siempre habla de su yo esencial, conversacional, centrífugo. La poesia de Ana Enriqueta, parece ocultarse en la superficie, en el adorno,  centripeta y a la vez profundamente lirica, retorica y a la vez oscura





Art poética y Estilo:
      
  En Emily Dickinson su estilo único está formado por el desarrollo de sus propias influencias bibliográficas: la Biblia, los himnos, Isaac Watt, Emerson y el estilo puritano, el diccionario lexicográfico de Noa Webster y unos pocos poetas de su época. Lo que sorprende es que se trata de una escritora del siglo XIX que se adelantó al modernismo con un cúmulo muy pequeño de libros alrededor. Su auto-encierro voluntario, su reclusión casi monástica en beneficio no de Dios sino de la creación misma, parece un tanto extravagante a los ojos simplones del joven poeta moderno. 

Las características de su estilo son:

1. Utilización mínima de conectores y verbos entre las palabras, sintaxis reducida al nombre de las cosas.
2.  Lenguaje concreto y visual
3. Uso e palabras aisladas que oscurecen el contexto del poema .
4. En su poesía aparece gran número de elementos que conforman la lengua hablada, que tiende a ser disyuntiva, fragmentada, elíptica, y que contiene más interrogativas, exclamaciones y pausas que la lengua escrita
5. La concepción de Performance del poema, como epigrama o juego literario.
6. Uso de las metábasis y parataxis . Desempeño de las palabras ejerciendo otra función, por ejemplo, sustantivos funcionando como adjetivos,  etc. así como el uso arbitrario del plural y el singular.





Con los anti-poemas de Nicanor Parra tenemos: ( de Leonidas Morles: La poesía de N. Parra)

1.   El aspecto narrativo

2. Convierte el espacio neutral del poema en un espacio escénico, Ej. comienzos de muchos poemas llamando la atención hacia algo: “Señoras y señores”

3.  Define su yo dentro del poema, el es protagonista de su obra.

4.  Prosaísmo contra el buen tono de lo que debe ser bueno, etc.

5.   La moraleja

6.   La acumulación:

  Una momia camina por la nieve
  Una momia camina por el hielo
  Una momia camina por la arena.

7.   El tono coloquial: “Nosotros conversamos/ En el lenguaje de todos los días/ No creemos en signos cabalísticos" (Manifiesto).

8. Desmitificación: “A diferencia de nuestros mayores /-Y esto lo digo con todo respeto-/
Nosotros sostenemos/ Que el poeta no es un alquimista/ El poeta es un hombre como todos/ Un albañil que construye su muro: / Un constructor de puertas y ventanas. (Manifiesto).





La Atención:
   
             La atención es parte de la conciencia activa enfocada adentro o afuera. La contemplación solo es parte de la conciencia pasiva. Los movimientos románticos dan mayor atención a la subjetividad, los movimientos realistas a la objetividad. Pero la atención requiere algo de nosotros cuando la subjetividad nos hace creer que algo es poético, o cuando algo parece  hermoso o bello. La belleza se sirve de la contemplación y de la pasividad interior. Sin embargo la atención nos deja ver cómo funcionamos y quienes somos. El primer paso para un poema es la atención.

La emotividad es el resultado de varias conexiones de la atención. La conciencia emotiva necesaria para escribir requiere de una segunda atención. Mi atención recorre instantáneamente dos mundos, el interno y el externo. Si el poeta es arrobado por una imagen o una idea, escribe y sin embargo no quiere entorpecer su creación con la atención que lo distrae, necesita una segunda atención. Para explicarlo mejor, Stanislavki tenía un método simple con sus actores, lo primero es:    

1. No hay Fórmulas

2. Libertad física,

3.Atención,

4. Estar en contacto con todo lo que nos rodea,

5. Se debe creer que todo suceso está relacionado.

Traspasemos todo esto a nuestra poética. Estos cinco pasos son una unidad, la segunda unidad es "El estado creativo".



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Alberto Hernández

Nació en Calabozo, estado Guárico, el 25 de octubre de 1952. Poeta, narrador y periodista. Se desempeña como secretario de redacción del diario “El Periodiquito” de la ciudad de Maracay, estado Aragua. 

Fundador de la revista literaria Umbra, es miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo y colaborador de publicaciones locales y  extranjeras. Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria.

Ha publicado los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Bestias de superficie (1993), Nortes (1994) e Intentos y el exilio (1996). Además ha publicado el ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981), el libro de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994) y el libro de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999).  Recientemente ha publicado «Poética del desatino» y «El sollozo absurdo».
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Sergio Quitral nació en 1964, en Chile, residenciado en Venezuela desde 1980. Profesor egresado de la Universidad de Carabobo en Ciencias Sociales. Ensayista en temas de arte y poesía, colaborador de "Tuna de Oro" y revista "Poesía" en la UC. Profesor de Arte del Centro Piloto Luis Eduardo Chávez, del Ateneo de Valencia. Libros publicados: "La promesa que nos hace la Noche", 1er. Premio Bienal "Roque Muñoz", editado por Secretaria de Cultura Gobierno de Carabobo, en la colección María Clemencia Camarán (2002). "La balsa de Medusa" Colección Primer Libro Poesía de la Universidad de Carabobo (2002). "Aquel Viento sin Nombre", edición personal Hermana Poesía (2004). "Sobre tigres, hombres y sueños" Premio Conac, Poesía Concurso Nacional de las Artes, edición "Cada día un libro" (2006)  “El reino del pájaro silencioso”, Colección Breves Contemporáneos, editorial El Perro y la Rana, 2009.Caracas. El fuego protector", editorial El Perro y la Rana, 2013,Caracas.


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