jueves, 10 de mayo de 2007

"MUERE BABILONIA" por ANDRÉS CERCEAU





Muere Babilonia

MUERE BABILONIA. 




La cultura es un proceso lento de acumulación del saber del ser humano, desde las primeras manifestaciones de escritura en Egipto y Babilonia, pasando por la invención del libro en Sumeria, la imprenta en la Alemania Renacentista y el hipertexto de la nueva era. No obstante, la humanidad parece haberse sumergido en una nueva moda en las últimas décadas: la de destruir salvajemente su propio pasado cultural. Es cierto que esto ha existido siempre y la historia no carece en lo absoluto de degenerados que logran extraer placer de las llamas de los libros: tenemos el caso de Shi Huang Ti, primer emperador de China que decidió que la historia empezara con él, por lo que ordenó la destrucción de todos los registros del pasado. La Biblioteca de Alejandría es una de las tragedias de la humanidad en este campo, pero los antiguos eran más honestos que nosotros, puesto que ellos no se hacían ilusiones de civilización ni de grandeza.

Nosotros, en cambio, creemos haber superado el atraso de las civilizaciones antiguas, pero continuamos cometiendo las mismas atrocidades. La tragedia cultural del tercer milenio sin duda alguna es la guerra de Irak, y es una tragedia que la humanidad nunca superará. Fue en Irak donde hace 3 mil años el libro fue inventado; Irak llegó a ser un país con más de 34 mil bibliotecas, monasterios y centros de estudio que recopilaban volúmenes de todas las civilizaciones de occidente y oriente medio.

Hoy por hoy, ninguna de ellas se encuentra abierta, y más de las dos terceras partes han sido destruidas durante el genocidio.

Los centenares de museos y yacimientos arqueológicos restantes se encuentran en peligro de caer en manos de la “libertad”. La misma libertad que ocasionó la destrucción de la que fuera la capital del mundo árabe no peninsular.

Pero en fin, la estupidez nos protege del remordimiento de conciencia, puesto que todo esto pasa muy lejos y no nos afecta en lo absoluto.


Publicado en el Semanario Tiempo Universitario, nº 466.



No hay comentarios:

Publicar un comentario